El 54% de los españoles afirma haber notado una reducción del tamaño de los productos y la mantención del precio de estos a la hora de hacer la compra, este fenómeno es lo que se conoce como 'reduflación'. Los snacks, pan, pasta, arroz, dulces y comida precocinada, es donde más se ha notado esta práctica. En Francia a partir del 1 de julio los supermercados se verán obligados a advertir a los consumidores cuando se dé un caso de 'reduflación'. Y es que el gobierno francés ha aprobado un decreto para hacer frente a la subida camuflada de precios que merma el poder adquisitivo de los consumidores. Hablamos de esta práctica con Rubén Sánchez, secretario general de FACUA (Consumidores en Acción). Destaca una tendencia preocupante en el mercado: la reducción de productos como una táctica encubierta para aumentar los precios. La reducción de productos implica la disminución del peso o la capacidad de un artículo, mientras se oculta este cambio al consumidor. Según Sánchez, esta práctica se lleva a cabo mediante técnicas desarrolladas tanto por la industria alimentaria como por otros sectores, como el de productos de limpieza. El problema principal radica en la falta de conciencia por parte de los consumidores sobre esta estrategia. La reducción suele ser sutil y difícil de detectar para aquellos que no están familiarizados con los productos en cuestión. Por ejemplo, un brick de leche que pasa de un litro a 900 mililitros o unas galletas que disminuyen de 235 a 225 gramos pueden parecer cambios menores, pero afectan directamente el poder adquisitivo del consumidor, especialmente en momentos de crisis económica y aumentos de precios generalizados. Sánchez destaca que esta práctica no es nueva, pero se ha vuelto más pronunciada debido a las recientes subidas de precios y la crisis económica. La necesidad de maximizar los márgenes de beneficio ha llevado a los vendedores a recurrir a estrategias como la reducción de productos para evitar aumentar los precios de forma visible. Esta falta de transparencia genera indignación entre los consumidores, quienes se sienten engañados al descubrir que en algunas ocasiones están pagando más por menos cantidad. Identificar la reducción de productos puede ser desafiante para los consumidores, especialmente cuando no recuerdan con precisión los tamaños o pesos originales de los productos. Sánchez recomienda a los consumidores estar atentos al precio por unidad al realizar compras y llevar un registro de los precios y cantidades habituales de los productos. Además, sugiere que los establecimientos deberían ser obligados a informar claramente sobre cambios en los precios y dimensiones de los productos. FACUA ha estado monitoreando esta tendencia y ha detectado numerosos casos de reducción. Sin embargo, Sánchez insiste en la necesidad de una regulación más estricta y sanciones para aquellos que incumplen las normativas. Además, destaca la importancia de la transparencia en la publicidad y el etiquetado de los productos, especialmente en lo que respecta a los cambios en los ingredientes que pueden afectar la calidad del producto. En cuanto a medidas concretas, Sánchez sugiere una combinación de acciones por parte de los consumidores y reguladores. Los consumidores deben ser más críticos al elegir productos y estar informados sobre los cambios en los precios y tamaños. Al mismo tiempo, se necesita una intervención regulatoria más fuerte para garantizar la transparencia y proteger los derechos de los consumidores.See
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