CONCEPTO Y REALIDAD - La gran rebelión - Samael Aun Weor - Audiolibro Capítulo 6
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Escrito por el maestro Samael Aun Weor Narración por Parsifal Flores Aguila https://www.facebook.com/audiolibrosgnosticos ¿Quién o qué puede garantizar que el concepto y la realidad resulten absolutamente iguales? El concepto es...
show moreNarración por Parsifal Flores Aguila
https://www.facebook.com/audiolibrosgnosticos
¿Quién o qué puede garantizar que el concepto y la realidad resulten absolutamente
iguales?
El concepto es una cosa y la realidad es otra y existe tendencia a sobrestimar
nuestros propios conceptos.
Realidad igual a concepto es algo casi imposible, sin embargo, la mente hipnotizada
por su propio concepto supone siempre que éste y realidad son iguales.
A un proceso psicológico cualquiera correctamente estructurado mediante una lógica
exacta, se le opone otro diferente reciamente formado con lógica similar o superior,
¿entonces qué?
Dos mentes severamente disciplinadas dentro de férreas estructuras intelectuales
discutiendo entre sí, polemizando, sobre tal o cuál realidad creen cada una en la exactitud de
su propio concepto y en la falsedad del concepto ajeno, ¿Mas cuál de ellas tiene la razón?,
¿Quién podría honradamente salir de garantes en uno u otro caso?, ¿En cuál de ellos,
concepto y realidad resultan iguales?
Incuestionablemente cada cabeza es un mundo y en todos y en cada uno de nosotros
existe una especie de dogmatismo pontificio y dictatorial que quiere hacernos creer en la
igualdad absoluta de concepto y realidad.
Por muy fuertes que sean las estructuras de un razonamiento nada puede garantizar
la igualdad absoluta de conceptos y realidad.
Quienes están auto-encerrados dentro de cualquier procedimiento logístico intelectual
quieren hacer siempre coincidir la realidad de los fenómenos con los elaborados conceptos y
esto no es más que el resultado de la alucinación razonativa.
Abrirse a lo nuevo es la difícil facilidad del clásico; desgraciadamente la gente quiere
descubrir, ver en todo fenómeno natural sus propios prejuicios, conceptos, preconceptos,
opiniones y teorías; nadie sabe ser receptivo, ver lo nuevo con mente limpia y espontánea.
Que los fenómenos le hablen al sabio sería lo indicado; desafortunadamente los
sabios de estos tiempos no saben ver los fenómenos, sólo quieren ver en los mismos la
confirmación de todos sus preconceptos.
Aunque parezca increíble los científicos modernos nada saben sobre los fenómenos
naturales.
Cuando vemos en los fenómenos de la naturaleza exclusivamente nuestros propios
conceptos, ciertamente no estamos viendo los fenómenos sino los conceptos
Empero, alucinados los tontos científicos por su fascinante intelecto, creen en forma
estúpida que cada uno de sus conceptos es absolutamente igual a tal o cual fenómeno
observando, cuando la realidad es diferente.
No negamos que nuestras afirmaciones sean rechazadas por todo aquel que esté
auto-encerrado por tal o cual procedimiento logístico; incuestionablemente la condición
pontificia y dogmática del intelecto en modo alguno podría aceptar que a tal o cual concepto
correctamente elaborado, no coincida exactamente con la realidad.
Tan pronto la mente, a través de los sentidos, observa tal o cual fenómeno, se
apresura de inmediato a roturarlo con tal o cual término cientifista que incuestionablemente
sólo viene a servir como parche para tapar la propia ignorancia.
La mente no sabe realmente ser receptiva a lo nuevo, más si sabe inventar
complicadísimos términos con los cuales pretende calificar en forma auto-engañosa lo que
ciertamente ignora.
Hablando esta vez en sentido Socrático, diremos que la mente no solamente ignora,
sino, además, ignora que ignora.
La mente moderna es terriblemente superficial, se ha especializado en inventar
términos hechos dificilísimos para tapar su propia ignorancia.
Existen dos clases de ciencia: la primera no es más que ese podridero de teorías
subjetivas que abundan por allí. La segunda es la ciencia pura de los grandes iluminados, la
ciencia objetiva del Ser.
Indubitablemente no sería posible penetrar en el anfiteatro de la ciencia cósmica, si
antes no hemos muerto en sí mismos.
Necesitamos desintegrar todos esos elementos indeseables que cargamos en nuestro
interior, y que en su conjunto constituyen en sí mismo, el Yo de la Psicología.
En tanto la conciencia superlativa del ser continúe embotellada entre el mí mismo,
entre mis propios conceptos y teorías subjetivas, resulta absolutamente imposible conocer
directamente la cruda realidad de los fenómenos naturales en sí mismos.
La llave del laboratorio de la naturaleza, la tiene en su mano diestra el Ángel de la
Muerte.
Muy poco podemos aprender del fenómeno del nacimiento, más de la muerte
podremos aprender todo.
El templo inviolado de la ciencia pura se encuentra en el fondo de la negra sepultura.
Si el germen no muere la planta no nace. Sólo con la muerte adviene lo nuevo.
Cuando el Ego muere, la conciencia despierta para ver la realidad de todos los
fenómenos de la naturaleza tal cual son en sí mismos y por sí mismos
La conciencia sabe lo que directamente experimenta por sí misma, el crudo realismo
de la vida más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente
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Author | Parsifal Flores |
Organization | Parsifal Flores |
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