Evangelio Del Día Lunes 16 de Enero | Jesús Es El Novio | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 16 DE ENERO DE 2023 Ciclo A - Año I - Color Verde I Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo I I Semana...
show moreLITURGIA - 16 DE ENERO DE 2023
Ciclo A - Año I - Color Verde
I Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura Hebreos 1, 1-6
Salmo 96
Evangelio Marcos 1, 14-20
“¿Por qué los tuyos no?”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
¿Qué significa esto? ¿Que cambia la ley? ¡No! Significa, más bien, que la ley está al servicio del hombre que está al servicio de Dios, y que por eso el hombre tiene que tener el corazón abierto. La actitud de los que dicen: “Siempre se ha hecho así”, en realidad nace de un “corazón cerrado”. En cambio, Jesús nos dijo: “Enviaré al Espíritu Santo y Él os conducirá a la verdad plena”. Por lo tanto, si tú tienes el corazón cerrado a la novedad del Espíritu, nunca llegarás a la verdad plena. (…) Este es el mensaje que hoy nos da la Iglesia y que Jesús dice con tanta fuerza: “¡Vino nuevo en odres nuevos!”. Porque ante las novedades del Espíritu, ante las sorpresas de Dios, también las costumbres deben renovarse. Que el Señor nos dé la gracia de un corazón abierto, un corazón abierto a la voz del Espíritu, que sepa discernir lo que nunca debe cambiar, porque es fundamento, de aquello que tiene que cambiar para poder recibir la novedad del Espíritu Santo. (Homilía Santa Marta del 18 de enero de 2016)
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY (Fray Manuel Santos Sánchez O.P.)
“Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama”
El tema central de este pasaje de la carta a los Hebreos es el sacerdocio. Hay algo que iguala a los sacerdotes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Primero, no son ellos los que eligen ser sacerdotes. “Nadie puede arrogarse este honor; Dios es quien llama”. Segundo, una de sus labores es ofrecer dones y sacrificios no solo por los pecados de los demás, sino también por los suyos propios, porque también ellos caen en el pecado.
Y Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, ¿cumple estas dos condiciones? La primera sí. Fue su Padre Dios quien le eligió para ser sacerdote. “Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de Sumo Sacerdote”. La segunda no. Ofrece a Dios Padre un sacrificio muy especial, el sacrificio de su propia vida para el perdón de los pecados de todo el género humano, pero no por sus pecados porque nunca pecó. Con su sacrificio “se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna”.
Cristo Jesús sigue siendo el ejemplo para todos los que participamos de su sacerdocio, en un grado o en otro, que somos todos sus seguidores: debemos entregar nuestra vida por nuestros hermanos, como él la entregó.
“¿Por qué los tuyos no?”
La Ley judía tenía 613 preceptos que los fieles judíos debían cumplir. Uno de ellos era el referente al ayuno, que los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos cumplían. Al ver que los discípulos de Jesús no ayunaban le preguntaron “¿por qué los tuyos no?”.
Este contexto nos lleva a plantearnos el sentido del ayuno y de toda práctica ascética. Sabemos que no tienen valor por sí mismas. Siempre se hacen en vistas a algo. Hemos oído decir a Jesús que el mandamiento primero y principal de la ley para sus seguidores es el amor: amar a Dios, al prójimo y a sí mismo. Así que ayunar y cualquier otra práctica ascética hemos de hacerla en vista al amor, buscando siempre aumentar nuestros tres amores: a Dios, al prójimo y a nosotros mismos.
Por eso, si hay una situación donde puedan entrar en colisión el ayuno y el amor… hemos de dejar el ayuno y vivir con más intensidad el amor. Por lo que si hay un motivo de alegría, y de vivir y potenciar el amor, no se puede ayunar. “¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos?”. Estando con el novio, hay que disfrutar de su presencia y de su amor, entre otras cosas con una buena comida y un “vino nuevo”. No se puede ayunar.
Sabemos que el ayuno que agrada a Dios va por el camino del amor al hermano que es la mejor manera de amar a Dios y a uno mismo. Al final de nuestra vida, el Hijo del hombre no nos preguntará por nuestros ayunos, sino por el amor concreto a nuestros hermanos. “Tuve hambre y me disteis de comer…”.
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la carta a los Hebreos
Heb 5,1-10
Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y está constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. Por eso, así como debe ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo, debe ofrecerlos también por los suyos propios.
Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por Dios, como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la Escritura: Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
Precisamente por eso, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen y fue proclamado por Dios sumo sacerdote, como Melquisedec.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Marcos
Mc 2,18-22
En una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos no?”
Jesús les contestó: “¿Cómo van a ayunar los invitados a una boda, mientras el esposo está con ellos? Mientras está con ellos el esposo, no pueden ayunar. Pero llegará el día en que el esposo les será quitado y entonces sí ayunarán.
Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos”.
Oración
Señor Jesús, te reconozco como verdadero Dios, de la misma naturaleza que el Padre, creo que eres mi Señor y Salvador, y puedo declararlo con firmeza y sin dudar delante de los hombres; es por eso, Señor, que me comprometo a obedecer tu Palabra, a amarte en conjunto con la Iglesia, tu esposa, y servirte a ti, Dios todopoderoso, en mis hermanos, con un amor especial por los pobres y necesitados.
Acción
Hoy estaré pendiente de escuchar a Jesús en cada momento y situación del día, sabiendo que él me habla en cada cosa que ocurre en mi vida.,
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