Evangelio Del Día Lunes 6 de Junio | María Madre de la Iglesia| Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 06 DE JUNIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde X Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II II Semana...
show moreLITURGIA - 06 DE JUNIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
X Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
II Semana del Salterio
Primera Lectura 1 Reyes 17, 1-6
Salmo 120
Evangelio Mateo 5, 1-12
“Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Jesús puede saciar a todos. Es una gran lección para nosotros. Nos dice que el Señor puede hacer mucho con lo poco que ponemos a su disposición. Sería bueno preguntarnos todos los días: “¿Qué le llevo hoy a Jesús?”. Él puede hacer mucho con una oración nuestra, con un gesto nuestro de caridad hacia los demás, incluso con nuestra miseria entregada a su misericordia. Nuestras pequeñeces a Jesús, y Él hace milagros. A Dios le encanta actuar así: hace grandes cosas a partir de las pequeñas, de las gratuitas. (Ángelus, 25 julio 2021)
Reflexión del Evangelio de hoy (D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.)
Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven
La tradición de la Iglesia siempre ha considerado este texto a modo de profecía de quien sería la mujer cristiana por antonomasia: la Virgen María, Nuestra Señora. Esta es la razón por la que el papa Francisco determinó en 2018 declarar la fiesta de la Bienaventurada Virgen María como memoria obligatoria para toda la Iglesia.
“Eva” es ciertamente la madre de todos los creyentes. Su nombre significa “Vida” o “Madre”. Así nos lo refiere el autor sagrado indicando que es el hombre, Adán, quien la llama así. Y no es una denominación cualquiera. Su significación, esa esperanza más allá del “pecado original” es toda una apuesta de Dios por la mujer fiel que, como María, recibirá la Gracia extraordinaria de ser la Madre de Todos los Hombres. La “Llena de Gracia” supera ese pecado de origen que conllevaba el dolor y la discriminación... aunque, lamentablemente, lo que el autor yahvista ya entonces señala, todavía está demasiado presente en nuestra sociedad y también entre los cristianos.
El texto alternativo del libro de los Hechos es bien significativo de la importancia de María en la comunidad apostólica que, tras la Ascensión del Señor, se reúne en oración con “algunas mujeres y María, la madre de Jesús y sus hermanos” en el Cenáculo. Es el preludio de Pentecostés y una referencia fundamental de esta primitiva Iglesia que espera.
Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
En esta frase se contiene el cumplimiento de la promesa y enlaza con Génesis 3, que ya hemos referenciado. María estaba al pie de la cruz y de pie, esperando un signo, una palabra. Y esta llega y quizá primeramente la desconcierte, pero seguramente calibraría la responsabilidad que implicaba. Es el nuevo Sí que da María en un momento decisivo en el Plan de Salvación.
“Ahí tienes a tu hijo”: a todos y cada uno de nosotros más allá de la carne y la sangre, una llamada y una mirada para “ver” al Hijo en sus hermanos los hombres. Y “ahí tienes a tu Madre”, la nueva Eva, desde el sí definitivo donde antes hubo una duda, un recelo... María es Nuestra Madre por antonomasia por generar a Jesús y por dar ejemplo de esperanza y determinación a pesar del sufrimiento y las dudas tras el drama del Calvario.
Pero en el relato de San Juan también hemos de destacar la entrega del Espíritu por parte de Jesús en la hora de la muerte, un Pentecostés anticipado al del Cenáculo y en medio de un paisaje desolador y oscuro. Y allí también estaba María, mirando expectante hacia su Hijo y recibiendo de inmediato este signo divino de Amor como en la Anunciación.
En esta fiesta de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, tal como la proclamó San Pablo VI en el Concilio Vaticano II, acerquémonos en oración y con devoción a Quien, con su Sí, disipó las brumas del mal de origen y nos posibilitó una nueva Esperanza.
“La Iglesia es femenina, porque es ‘iglesia, ‘esposa’: es femenina. Y es madre, da a la luz. Esposa y madre. Y los Padres van más allá y dicen: ‘También tu alma es esposa de Cristo y madre’. Y en esta actitud que viene de María, que es Madre de la Iglesia; de esta actitud podemos comprender esta dimensión femenina de la Iglesia que cuando falta, hace que la Iglesia pierda su verdadera identidad y se convierta en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol, o en cualquier cosa, pero no en la Iglesia”.
(Homilía del Papa Francisco en la capilla de Santa Marta, día de la Virgen María, Madre de la Iglesia: la Iglesia, como María, es mujer y madre, lunes 21 de mayo de 2018)
LECTURA DEL DÍA
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis
Gen 14, 18-20
En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo, y bendijo a Abram, diciendo: “Bendito sea Abram de parte del Dios altísimo, creador de cielos y tierra; y bendito sea el Dios altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”.
Y Abram le dio el diezmo de todo lo que había rescatado.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios
1 Cor 11, 23-26
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: Que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”.
Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
Lc 9, 11-17
En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos.
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: “Despide a la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario”. Él les contestó: “Denles ustedes de comer”. Pero ellos le replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Eran como cinco mil varones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta”. Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.
Oración
Señor, tu eres mi proveedor, y por eso me siento confiado pues sé que nada me faltará en mi vida ya que tu estás siempre atento a mis necesidades. Hoy te consagro cada cosa que me hace falta, mis deudas, mi economía y todas aquellas cosas que sabes bien que necesito. Me abandono del todo a ti.
Acción
Hoy haré una ofrenda en la Iglesia, como signo de que no confío en mi capacidad de proveer, sino en el Señor que es providente.
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