La mayoría desconocemos en qué consiste el feminismo. Muchos nos quedamos con la idea errónea de las noticias que solo pasan los destrozos de las marchas de 8 de marzo, o que es un movimiento de extremistas mujeres ardidas, y para nada significa esto. Antes de emitir un juicio hay que informarse. Las feministas no son agresivas, ni fanáticas, ni odian a los hombres. Tantas mujeres desaparecidas, tantos feminicidios, trata de blancas, el tema del aborto, discriminación laboral, la brecha salarial, la violencia de género y la falta de acceso a servicios de salud reproductiva. Aunque el feminismo es un movimiento social y político que inicia formalmente su andadura a finales del siglo XVIII, todavía hoy, más de 200 años después, existen personas –tanto hombres como mujeres- que no conocen sus objetivos y que desvirtúan su lucha por desconocer hasta los principios más básicos que persigue. El feminismo, en contra de quienes lo conciben como la lucha de la mujer por anteponer sus principios a los del hombre, es una corriente de pensamiento en constante evolución que persigue la defensa de la igualdad de derechos y oportunidades entre ambos sexos. Lo principal es alzar la voz, tener una red de apoyo entre mujeres, exigir que se cumplan los derechos, que los funcionarios públicos hagan su trabajo y no hagan caso omiso, no más impunidad, y hacerse responsables las mujeres, no como ya víctimas, sino también ejercer sus derechos y no abusar de las leyes a su favor. La idea no es separación es la unión como seres humano que somos. Ya basta de guerra de sexos, vamos a unirnos y llegar a acuerdos y que se respeten. Y esto comienza con la consciencia.