Querido Basquetbol, ya son tres años sin él. Sin aquel niño que lanzaba calcetines enredados a una cesta en su habitación. Aquel al que llamaste y respondió, aquel al que le diste el sueño Laker; ése que durante veinte años te hizo sentir tan vivo, ése que hizo todo, todo por ti. Si Kobe, ya son tres años sin ti y sin la pequeña Gianna. Y hoy contemplo el maravilloso puente que construiste; el puente monumental que conectó a todo el mundo con la magia de tu juego; el luminoso puente que unió la era de Jordan con la de Lebron; el puente inspirador que está ahí para recordarnos que siempre, como decías tú, siempre podemos ser mejores. Querías la grandeza, querías la eternidad, y al final las conseguiste. Los cinco anillos, los oros olímpicos, los MVP´s, el Salón de la Fama, el Oscar, incluso el Oscar. Pero sobre todo, la admiración del mundo, el recuerdo, nuestra memoria. Hoy veo tu rostro retratado en las grandes ciudades, tu filosofía en la mente de los nuevos campeones, tu historia como modelo a seguir. Tu soñabas con ser como Michael y lo lograste. Y ahora millones de niños sueñan con ser como tú. Ese es tu legado. Porque “todos los días muchas cosas mueren en este mundo, pero leyendas como la tuya nunca moriran. Mamba mentality. Mamba forever. Mamba for life. 5, 4, 3, 2, ahí estás siempre tú, en nuestra memoria, con el balón en las manos, listo para volver a ganar. Porque para ti esto nunca termina, siempre hay un nuevo triunfo que alcanzar. Si Querido Kobe, ya son tres años sin ti, pero el Basquetbol te amará por siempre.
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