Todos tenemos claro que la Iglesia Católica, sustentada por su Señor y Maestro, Jesucristo, no va a desaparecer. Pero ¿qué futuro le aguarda?

Dos posturas se presentan como futuro para la Iglesia: el progresismo y el tradicionalismo. Dos posturas que se confirman la una a la otra, en la medida en que se ven con mutuo desprecio y exclusión.

Para nosotros, no se trata de negociar entre esas posturas sino más bien de buscar y reconocer en qué puede tener razón cada una, sobre la base de que la Iglesia subsistirá sobre la base de una liturgia celebrada con fe, humildad, decoro y devoción; una moral recta y exigente con la exigencia del Evangelio; un espíritu compartido de obediencia con nuestros pastores y de unidad entre todos; y por supuesto: un ardoroso sentido misionero.