Rafael Sánchez Ferlosio · Alfanhui
Feb 27, 2020 ·
2m 47s
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Description
RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO (1927-2019) ALFANHUI En el campo de Guadalajara amarillea el espino. Alterna la flor del espino con la grana de los tomillares. Un verde tierno se desvanece entre...
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RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO (1927-2019)
ALFANHUI
En el campo de Guadalajara amarillea el espino. Alterna la flor del espino con la grana de los tomillares. Un verde tierno se desvanece entre la tierra negra y los ásperos arbustos. En el campo amanecen unas alondras oscuras y pequeñas, que tienen el pecho pinto y el pico endeble. (Los caminos van por los llanos de las mesas altas y calizas) que se cortan en talud hacia los valles declinantes. Una vez al año se verán, a lo lejos, los tricornios de los guardias civiles que cabalgan por estos caminos. Pero son los caminos de zorros y ladrones, y los guardias civiles están en el casino de la ciudad, jugando al dominó con un tendero de ultramarinos que tiene los pulgares en las bocamangas del chaleco. Los ladrones duermen en las minas de los castillos que coronan los cerros escarpados y las viejitas vestidas de negro, hermanas de los llares y las sartenes, juegan al corro en los verdes prados. Las viejitas tienen los huesos de alambre y mueren después de los hombres y de los álamos. Se ahogan en los vados del Henares y se las lleva la corriente, flotando como trapos negros. A veces se enganchan en los mimbres o en los tamujos que crecen junto a los tajamares de los puentes, y enredan los anzuelos de los pescadores. Las viejitas de Guadalajara van siempre juntas y huyen cuando alguna se ahoga, y no se lo cuentan a nadie.
Los pescadores van siempre solos y meriendan junto a los negrillos. El Henares es un río terroso que baja por las tierras oscuras y viene de oscuras montañas. Está hecho con las sobras de las nubes olvidadas por los vericuetos de la serranía. La montaña tiene un sol a lunares porque la tierra es muy negra y nunca llega la nieve a cuajar del todo.
PROSA POÉTICA. Cada vez es más frecuente que los libros de poesía incluyan textos no versificados. Lo cierto es que en buena parte de la poesía moderna el verso ha quedado reducido a un renglón algo más corto que el renglón natural, sin rima y sin ritmo acentual. Siempre hemos sabido que en la prosa es posible encontrar los mismos efectos que en el verso, sin la exigencia aquella de "a sílabas cuntadas, ca es gran maestria". Ferlosio se cuenta entre los mejores ejemplos de prosa poética (a juicio del que escribe). Algo que consigue seguramente sin pretenderlo. Él sólo pretende ser preciso, exacto y decir sobriamente, aunque sea por extenso (su célebre hipotaxis) aquello que busca nombrar. El texto anterior, sobre todo el principio, es de un realismo quirúrgico, se habla estrictamente de lo que se ve, luego empieza un mínimo relato de civiles y ladrones y termina con la fantasía de las viejas. Pero en las tres partes no hay ninguna pretensión aparente de querer resultar bello y, sin embargo, lo es: a fuerza de ser preciso.
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ALFANHUI
En el campo de Guadalajara amarillea el espino. Alterna la flor del espino con la grana de los tomillares. Un verde tierno se desvanece entre la tierra negra y los ásperos arbustos. En el campo amanecen unas alondras oscuras y pequeñas, que tienen el pecho pinto y el pico endeble. (Los caminos van por los llanos de las mesas altas y calizas) que se cortan en talud hacia los valles declinantes. Una vez al año se verán, a lo lejos, los tricornios de los guardias civiles que cabalgan por estos caminos. Pero son los caminos de zorros y ladrones, y los guardias civiles están en el casino de la ciudad, jugando al dominó con un tendero de ultramarinos que tiene los pulgares en las bocamangas del chaleco. Los ladrones duermen en las minas de los castillos que coronan los cerros escarpados y las viejitas vestidas de negro, hermanas de los llares y las sartenes, juegan al corro en los verdes prados. Las viejitas tienen los huesos de alambre y mueren después de los hombres y de los álamos. Se ahogan en los vados del Henares y se las lleva la corriente, flotando como trapos negros. A veces se enganchan en los mimbres o en los tamujos que crecen junto a los tajamares de los puentes, y enredan los anzuelos de los pescadores. Las viejitas de Guadalajara van siempre juntas y huyen cuando alguna se ahoga, y no se lo cuentan a nadie.
Los pescadores van siempre solos y meriendan junto a los negrillos. El Henares es un río terroso que baja por las tierras oscuras y viene de oscuras montañas. Está hecho con las sobras de las nubes olvidadas por los vericuetos de la serranía. La montaña tiene un sol a lunares porque la tierra es muy negra y nunca llega la nieve a cuajar del todo.
PROSA POÉTICA. Cada vez es más frecuente que los libros de poesía incluyan textos no versificados. Lo cierto es que en buena parte de la poesía moderna el verso ha quedado reducido a un renglón algo más corto que el renglón natural, sin rima y sin ritmo acentual. Siempre hemos sabido que en la prosa es posible encontrar los mismos efectos que en el verso, sin la exigencia aquella de "a sílabas cuntadas, ca es gran maestria". Ferlosio se cuenta entre los mejores ejemplos de prosa poética (a juicio del que escribe). Algo que consigue seguramente sin pretenderlo. Él sólo pretende ser preciso, exacto y decir sobriamente, aunque sea por extenso (su célebre hipotaxis) aquello que busca nombrar. El texto anterior, sobre todo el principio, es de un realismo quirúrgico, se habla estrictamente de lo que se ve, luego empieza un mínimo relato de civiles y ladrones y termina con la fantasía de las viejas. Pero en las tres partes no hay ninguna pretensión aparente de querer resultar bello y, sin embargo, lo es: a fuerza de ser preciso.
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