No creo que nadie tenga más interés que Sánchez en la existencia de la ultraderecha en España y en el conjunto de la UE. Las formaciones que acepten esta definición deberían otorgarle un premio en reconocimiento por sus desvelos. Lo mismo se puede decir de la izquierda política y mediática, ya que necesitan sacar a pasear a la ultraderecha para
impedir que el PP recupere el Gobierno. Cualquier ministro lleva en su argumentario asegurar que los populares se han radicalizado e incluso se han fundido con Vox. Es bastante hilarante, porque es un planteamiento propio del pensamiento único característico de los partidos de la izquierda populista.
Feijóo se reunió con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, para conocer la exitosa política migratoria que ha aplicado. RTVE, el canal temático del PSOE, la definió como la líder de la ultraderecha italiana. Es curioso que esa terminología descalificatoria no la utilizan al referirse a los amigos y aliados del sanchismo. Es curioso, además, porque
Starmer, el primer ministro laborista británico, se reunió con ella para tratar sobre el mismo tema. Me imagino que es otro político, al igual que el alemán Scholz, que está girando a la ultraderecha.
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