Omar Gómez Trejo, extitular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el Caso Ayotzinapa, fiscal del caso en los ptimeros tres años este sexenio, atiza el fuego purificador para incinerar la verdad histórica y exhibir las cenizas de una verdad escandalosa. Revela un cochinero de mentiras, encubrimientos, delitos prefabricados y complicidades para construir una verdad alterna, a modo, a fin de exonerar al gobierno de culpas, y sobre todo al Ejército. En entrevista con el reportero John Gibler, de la organización Quinto Elemento Lab, dedicada a trabajos de investigación periodística, publicadas en México por Animal Político, los dichos de Omar Gómez Trejo resultan explosivos. Se le quitó lo mudo y retraído. Denuncia haber recibido la instrucción de dinamitar por completo la investigación del caso Ayotzinapa difundida en el sexenio de Peña Nieto. Esto habría ocurrido durante un desayuno, el 15 de agosto de 2022, entre el presidente López Obrador, Adán Augusto López, entonces secretario de Gobernación, el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, y el aún presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar. Se tomó una decsisión de estado para responsabilizar solo a dieciseis militares pero salvar a la institución y responsabilizar a los normalistas de su tragedia al vincularlos con la delincuencia organizada y vender la historia de haber cumplido la promesa presidencial de aclarar el pavoroso caso. Gómez Trejo sabe de lo que habla; narra con amplitud, por ejemplo, como el expediente para detener al ex procurador Jesús Murillo Karam se construyó en solo 24 horas. Gómez Trejo denuncia la cancelación de órdenes de aprehensión a fin de no afectar intereses; todas, irregularidades que motivaron de su renuncia y su exilio al alguna ciudad estadunidense. Omar Gómez Trejo reconoce tener parte de culpa, incluso penal y también sabe que hay enemigos poderosos, al acecho, para callarlo.
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