Este como cada audio que tengo la oportunidad de grabar y compartir, es el resultado de una experiencia vivida donde me vi sumergido en una crisis en la que sería imposible negar mis propios aportes y desaciertos. Sin embargo, por su infinita misericordia estoy aquí para contarlo. Cuando miro hacia atrás, todavía me cuesta creerlo, de lo que sí estoy seguro es que no fui rescatado de esa oscuridad por mis propios méritos.

No sé cuál sea tu crisis y quizás todos te han dado como caso perdido. De lo que sí estoy seguro es que, este audio es mi oración por aquellos hombres cuyo propósito es más grande que sus propios errores y que están a punto de experimentar como todo el poder de Dios, los saca de su peor situación, porque lo que habían presupuestado como nuestra más grande derrota, es solo la antesala de nuestra más estruendosa victoria en Cristo.

Tu clamor ha sido escuchado.
Si el clamor de lo más profundo de tu ser, tu grito desesperado, tu hambre y sed de justicia, verdad y amor. El Señor puede ver y le duelen tus heridas abiertas que sangran en tu corazón, tu enorme necesidad no saciada. Ahora bien, Él está listo para sanarnos y restaurarnos.
Si has llegado a pensar y creer que te he abandonado es solo porque las tinieblas a las que les has dado cabida y autoridad para gobernar tu mente han hecho bien su trabajo al confundirte, angustiarte, enfermarte perturbarte y engañarte.

Rebelarte contra mí, que te sigo amando con amor eterno y a pesar del caos y el desorden en que te han sepultado; es doblegarte ante tus verdugos opresores. pero, postrarte ante Mí, es rebelarte contra el mal que has permitido te domine y que solo busca robarte, matarte y destruirte.

No me sorprenden las consecuencias del pecado, que has permitido cuando decidiste atender a la persona incorrecta, olvidando que las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Pero no creas por error que estoy sentado en mi trono inmune a tu clamor. Nada ni nadie me toma por sorpresa, me anticipé a tu peor crisis, declarando que esta enfermedad no era para muerte. Pero tu insistes en medio de tu angustia e incredulidad afirmando: “ “no solo enfermé, sino que he muerto, me he descompuesto y huelo mal.”

No solo has olvidado quien eres tú, sino por consecuencia quien soy Yo. Si vas a recordar entonces recuerda mis palabras de amor, dulzura y afirmación que te hablé antes de tu concepción en el vientre de tu madre. De lo contrario, no traigas a memoria el pasado de corrupción en el que te han sumergido, porque he aquí yo hago cosa nueva y necesito que la conozcas. Otra vez estoy abriendo caminos en el desierto y haciendo que broten ríos en la soledad.

Te lo dije antes y vuelvo a reiterártelo hoy: “cree y verás la gloria de Dios”.

Enfócate en el autor y consumador de la fe, desenfocándote del sinnúmero de circunstancias que matan tu fe.

Tú que estás abajo, mira hacia arriba; porque tu ayuda no viene de lo que te tiene atrapado sino de quien fue exaltado a lo más alto, quien ha recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Él, que estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente a hasta la muerte, y muerte de cruz. Él, que fue exaltado por el Padre a lo sumo y a quien se le dio un nombre que está por encima de todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre.

Delante de él es, es de quien debes postrarte porque solo él es quien puede ayudarte. Todo otro señor como has podido experimentar, te usará y cuando ya no le seas útil o e incluso antes a causa de su propia perturbación y su incapacidad para gobernarte con justicia, amor y verdad, te desechará.

Como en el principio, necesitas mi Palabra(Cristo)quien Soy Yo mismo, pues en Mí y solo en Mí está la capacidad de crear y dar vida. Esta vida es tu luz que resplandece en las tinieblas y no hay tiniebla que pueda contra ella.

Recíbeme, conóceme, pero no me refiero a un conocimiento intelectual, quiero intimar contigo, fecundarte con todo mi bien y saturarte de todo mi amor para que ya no manifiestes más enfermedad, opresión, ruina, pobreza, perturbación y muerte.

Fuiste creado para ser mi imagen en la tierra pero con astucia el “engañador “depositó, con tu consentimiento la semilla incorrecta dando lugar a la cosecha incorrecta. Sin embargo, estoy aquí para que frente a los hechos, evalúes y tomes la decisión de cambiar de semilla; porque indiscutiblemente cosecharás lo que siembres.

YO SOY tu Padre, y te amo con amor eterno. Pero en ti, solo en ti, está la decisión de recibir mi palabra, obedecerla y entonces, solo entonces, llegar a ser llamado mi hijo.

Quién ha medido el océano con la palma de la mano,
o calculado con los dedos la extensión del cielo?
¿Quién ha puesto en una medida
todo el polvo de la tierra,
o ha pesado en balanza
las colinas y montañas?
¿Quién ha corregido al Señor
o quién le ha dado instrucciones
¿Quién le dio consejos y entendimiento?
¿Quién le enseñó a juzgar con rectitud?
¿Quién le dio lecciones de sabiduría?
Para él las naciones son como una gota de agua,
como un grano de polvo en la balanza;
los países del mar valen lo que un grano de arena.
En todo el Líbano no hay animales suficientes
para ofrecerle un holocausto,
ni leña suficiente para el fuego.
Todas las naciones no son nada en su presencia;
para él no tienen absolutamente ningún valor.
¿Con quién van ustedes a comparar a Dios?
Con qué imagen van a representarlo?
Un escultor funde una estatua,
y un joyero la recubre de oro
y le hace cadenas de plata.
El que fabrica una estatua
escoge madera que no se pudra,
y busca un hábil artesano
que la afirme, para que no se caiga.
¿Acaso no lo sabían ustedes?
No lo habían oído decir?
¿No se lo contaron desde el principio?
¿No lo han comprendido desde la creación del mundo?
Dios tiene su trono sobre la bóveda que cubre la tierra,
y ve a los hombres como si fueran saltamontes.
Él extiende el cielo como un toldo,
lo despliega como una tienda de campaña.
Él convierte en nada a los grandes hombres
y hace desaparecer a los jefes de la tierra.
Son como plantas tiernas, recién plantadas,
que apenas han echado raíces en la tierra.
Si Dios sopla sobre ellos, se marchitan,
y el huracán se los lleva como a paja.
El Dios Santo pregunta:
«¿Con quién me van a comparar ustedes?
¿Quién puede ser igual a mí?»
Levanten los ojos al cielo y miren:
¿Quién creó todo eso?
El que los distribuye uno por uno
y a todos llama por su nombre.
Tan grande es su poder y su fuerza
que ninguno de ellos falta.
Israel, pueblo de Jacob,
¿por qué te quejas? ¿Por qué dices:
Dios no se interesa por mí»?
¿Acaso no lo sabes? ¿No lo has oído?
el creador del mundo entero,
no se fatiga ni se cansa;
su inteligencia es infinita.
Él da fuerzas al cansado,
y al débil le aumenta su vigor.
Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse,
hasta los más fuertes llegan a caer,
pero los que confían en el Señor
tendrán siempre nuevas fuerzas
y podrán volar como las águilas;
podrán correr sin cansarse
y caminar sin fatigarse.
Isaías 40: 12 – 31 DHH