14 JUL 2025 · Toda la filosofía moderna consiste en redescubrir, exhumar y retractarse de lo que ya se ha dicho antes". V.S. Ramachandran.
"La mente es el tejido cerebral cosido por hilos de tiempo". Francisco Mora.
¿Alguna vez te has detenido a pensar en la complejidad de ese órgano gelatinoso que reside en tu cráneo? Durante años, la relación entre el cerebro y la mente fue un misterio, un debate filosófico que parecía no tener fin. Pero, como señala Daniel Dennett, el cerebro es el único órgano que no se puede trasplantar; si lo hicieras, estarías, de hecho, haciendo un "trasplante de cuerpo", porque ahí reside todo lo que somos: nuestra identidad, personalidad, inteligencia y conciencia.A principios del siglo XXI, se proclamó la "Década del Cerebro", un periodo dedicado a desentrañar los secretos de este órgano fascinante. Se esperaba que la neurociencia nos brindara revelaciones tan impactantes como las que Pasteur, Fleming, Watson y Crick aportaron a sus respectivas disciplinas. Y aunque no hubo un único descubrimiento "eureka", el logro más significativo de esa década fue consolidar una idea que, en retrospectiva, parece obvia: todo lo que somos está en el cerebro. Los procesos mentales no son entes separados, sino el resultado directo del funcionamiento cerebral, y a su vez, la actividad cerebral produce dichos procesos mentales.De la especulación a la comprensiónHace no mucho tiempo, el estudio del cerebro estaba confinado a unos pocos campos, donde "locos con sus estrambóticas pruebas" intentaban relacionar lesiones cerebrales con el comportamiento. Sin embargo, en los últimos años, la relación cerebro-mente ha capturado la atención de todos. Psicólogos, neurólogos y psiquiatras han salido de sus "cuarteles de invierno" para entender cómo funciona el cerebro de una persona común y corriente, como tú o como yo.Piensa en cualquier otra rama de la medicina.
¿Confiarías en un oftalmólogo que no entiende cómo funciona un ojo sano, o en un cardiólogo que ignora la fisiología de un corazón normal? La respuesta es un rotundo no. Sin embargo, sorprendentemente, durante mucho tiempo hemos confiado nuestra mente y nuestro cerebro a profesionales que quizás no tenían un conocimiento profundo del funcionamiento cerebral normal. Por supuesto, no es tu culpa, y estos profesionales sin duda nos ayudan, pero es crucial reconocer la importancia de comprender las intrincadas conexiones entre el cerebro y la mente, empezando por el estudio del cerebro en sí mismo.La necesidad de un enfoque integralEstas afirmaciones, que hoy parecen casi una obviedad, aún no se han arraigado por completo en algunas ciencias, como la psicología. Esto lleva a interpretaciones excesivamente "mentalistas" de la conducta humana, sin una base sólida en el funcionamiento cerebral. Por ejemplo, diagnósticos como el "déficit de atención" son comunes, pero ¿realmente comprendemos cómo operan los procesos atencionales en el cerebro? La anorexia, otro diagnóstico frecuente, se relaciona con la falta de conciencia del problema; pero, ¿sabemos qué es la conciencia y cómo se vincula con la actividad cerebral?
Cuando alguien no puede resolver problemas en su vida, ¿conocemos los procesos cerebrales implicados?Es tentador caer en lo que Sanjuán llama la "eficacia ignorante": "qué más da qué sea la atención si los niños mejoran con medicamentos", o "qué más da qué sea la conciencia si lo importante es que la anoréxica se cure". Esta mentalidad reduccionista nos permite aliviar síntomas con fármacos o relajación sin entender a fondo su efecto en el cerebro o las causas subyacentes. Podemos tratar una fobia sin comprender los mecanismos cerebrales del miedo. Pero la "Década del Cerebro" nos ha enseñado que los científicos deben buscar respuestas, o al menos, formular mejores preguntas.Hacia el siglo del cerebroTras la "Década del Cerebro" —que, idealmente, debería extenderse al "Siglo del Cerebro"—, tenemos la oportunidad de aprender. Podemos elegir observar y escuchar con una nueva perspectiva.
Hemos aprendido que no debemos basarnos únicamente en nuestro sentido común descriptivo. Es fundamental despojarnos de ideologías y convertirnos en verdaderos hombres y mujeres de ciencia, profundizando en el conocimiento para desentrañar los misterios del cerebro y la mente. Si nos oponemos a este torbellino de conocimiento, nos derrumbará; solo podemos avanzar marchando a favor de los vientos actuales.La ciencia a menudo nos asusta debido a su inherente complejidad. "¿Cómo vamos a entender el cerebro si es tan complicado?", nos preguntamos. Peter Arkins, profesor de Química en la Universidad de Oxford, sugiere abrir la mente a la simplicidad de las grandes ideas científicas: "mi criterio de lo que es una gran idea es que es algo fundamentalmente muy sencillo que todo el mundo puede entender, pero que tiene unas consecuencias poderosas… la gente no debería temer a la ciencia, pero precisa de una cierta interpretación que la haga entendible".Y no creas que las ideas más lúcidas están reservadas solo para quienes tienen un título universitario. Recuerdo a Juan, un paciente con esquizofrenia paranoide. Sus escritos estaban llenos de pensamientos profundos, y en uno de ellos leí una frase que me impulsó a estudiar el cerebro: "el que no se abre al conocimiento se limita, y el que se limita no encontrará jamás la verdad". Una verdad que resuena, y que nos invita a seguir explorando el universo que llevamos dentro.Actividad de Aprendizaje para los Lectores: "Mi Cerebro en Acción"Ahora que hemos reflexionado sobre la importancia del cerebro en todo lo que somos, te invito a realizar una pequeña actividad de introspección y observación.Instrucciones:
- Elige una actividad cotidiana: Piensa en algo que hagas regularmente y que te resulte interesante, como preparar una taza de café, leer un libro, escuchar música, resolver un rompecabezas, o tener una conversación.
- Obsérvate conscientemente: Mientras realizas esa actividad, intenta prestar atención a los procesos mentales que ocurren. Hazte las siguientes preguntas:
- ¿Qué sentidos estoy utilizando? (vista, oído, tacto, olfato, gusto)
- ¿Qué pensamientos están surgiendo en mi mente?
- ¿Qué emociones estoy experimentando?
- ¿Cómo estoy tomando decisiones o resolviendo pequeños problemas durante la actividad?
- ¿Soy consciente de mi propia participación en la actividad?
- Reflexiona y anota: Después de la actividad, toma unos minutos para escribir tus observaciones. No necesitas ser un experto en neurociencia; simplemente describe lo que notaste. Por ejemplo:
- "Al preparar café, noté el olor, la vista del vapor, y cómo mi mente anticipaba el sabor. Mis pensamientos iban desde la receta hasta los planes para el día. Me sentí relajado y contento."
- "Mientras leía, me di cuenta de cómo mis ojos seguían las palabras, mi cerebro creaba imágenes y a veces me distraía con otros pensamientos antes de volver al texto."
- Comparte (opcional): Si te sientes cómodo, comparte tus observaciones en los comentarios de este blog o con alguien de confianza. No hay respuestas correctas o incorrectas. El objetivo es simplemente aumentar nuestra conciencia sobre cómo nuestro cerebro está constantemente trabajando para darnos la experiencia de la vida.
Al hacer esta actividad, comenzarás a apreciar de una manera más tangible cómo tu cerebro orquesta cada pensamiento, cada emoción y cada acción, reafirmando la idea de que todo lo que eres está, de hecho, en él. ¡Espero que disfrutes explorando tu propio universo interior!