Deuteronomio-041 El Shemá de los hebreos
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“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” Cuando nuestro...
show moreY Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.”
Cuando nuestro primer hijo comenzó a poder comunicarse con nosotros de una forma, digamos, recíproca, establecimos la primera norma de casa. Digamos que esta fue específicamente diseñada para él. Queríamos que aprendiera a obedecer. Si le pedíamos algo, queríamos que lo hiciera con buena actitud. Sin embargo, la norma número uno no era “obedece”. Más bien llegó a ser “escucha y obedece”. Y es que el niño mostraba muy buena disposición, pero si no escuchaba con atención para percibir lo que queríamos, “no lo oía” o “no recordaba lo que le estábamos pidiendo”. Así que tuvimos que enfatizar que para poder seguir instrucciones, cuando se estaban dando, debía mirar y escuchar atentamente.
Esto nos ayudó a trabajar la capacidad de escuchar y retener. Cierto es que aunque las instrucciones de “recoge los legos” se procesaba correctamente, era muy probable que a los pocos minutos de comenzar a recoger, la propia actividad lo llevara a comenzar a jugar y olvidar aquello que debía estar haciendo. Poco a poco, con práctica y empeño de ambos lados, el oír y el hacer se hicieron más comunes. Porque es cuando actúas sobre lo que has oído que realmente muestras que estabas escuchando de verdad.
El Shemá de los israelitas, es una especie de “escucha y obedece”. Shemá es literalmente el verbo escuchar en Hebreo. Si el pueblo no escuchaba atentamente con la intención de retener la información recibida para poder seguir las instrucciones, seguramente se despistarían a la primera distracción.
Tanto en casa como a la hora de realizar cualquier actividad que requiere seguir unas instrucciones, es necesario prestar atención a estas con esfuerzo. Así también con los preceptos que Dios establece. Para poder realizar la actividad con éxito, debemos atender con la determinación de hacer. Por eso hay varios versículos en el nuevo testamento que nos lo recuerdan.
Mateo 13:9 “El que tenga oídos para oir, oiga.”
Y el que oye, actúa.
Mateo 7:24: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.” Lucas 11:28
Con la misma esencia, hablando de mirar como una escucha en acción, leemos en Santiago 1:25
“Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.”
Dios nos pide que no seamos oidores olvidadizos. No comencemos el bien hacer para distraernos con los afanes de este mundo. Porque lo que sigue en el Shemá es amor, ese deseo de agradar a aquel que amas. Dice: “Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.”
Volviendo a la ilustración, cuando el niño quiere agradar a sus padres, porque les ama, porque son más importantes para él que unos bloques de plástico, aprende a recoger, sabiendo que esto no significa el comienzo de una existencia miserable, sino al contrario, entendiendo poco a poco que sus padres tienen planes buenos para él, que la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere en todo momento, sino que es más valioso desarrollar relaciones afectuosas, y amar a aquellos que desean nuestro bien, disfrutando el uno del otro.
¿Amas al Señor tu Dios así, de todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas? ¿Lo amas con todo tu ser?
Él te ama a ti así. ¿Cómo lo sé? Porque lo ha mostrado.
1 Juan 4:9-11
“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.”
Dios dió a su propio hijo para morir, con el fin de que nosotros vivamos por él.
1 Juan 4:19 nos dice “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
Dios es el que inició esta relación. Dios es el que sacrificó sin garantías, por amor.
¿Cómo muestras tú tu amor a Dios? En Juan 14:15 dice el Señor Jesús: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” ¡Qué mejor manera de mostrar a alguien que lo amas que escuchando su voz y respetando su voluntad. Pues Él solo quiere lo mejor para ti siempre; El Señor es único; no hay otro como él. Y amarlo con todo nuestro ser no conlleva riesgo alguno.
Shemá, Israel. “Escucha oh Israel, El Señor tu Dios, uno es.”
Escuchemos todos, y amemos a Dios como solo Él merece, con nuestros pensamientos, con nuestro ser, con nuestro hacer.
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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