Evangelios-010 Los discípulos de Jesús
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Encontramos a Jesús al principio de su ministerio en la región de Galilea. Estando en Capernaum, a las orillas del mar, conoció a cuatro de los que serían sus discípulos,...
show moreEl evangelio de Juan, capítulo 1 versículos 35-42 nos narra que Andrés y Simón su hermano, al que Jesús llamaría Pedro, eran seguidores de Juan el Bautista. Juan les había hablado de Jesús, y probablemente estuvieron ahí cuando este fue bautizado. Nos dice el texto que cuando vieron a Jesús pasar, Juan les dijo: “He aquí el Cordero de Dios.” Aquel al que había bautizado, al que Dios había identificado como el Cordero de Dios, el que había de venir a quitar el pecado del mundo estaba ahí, delante de ellos. Nos dice Mateo que estando Andrés y Pedro recogiendo las redes, el Señor Jesús les dijo: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.” (Mateo 4:19-20)
Estaban también en la orilla Juan y Jacobo, hijos de Zebedeo, los cuales estaban con su padre en la barca, remendando las redes, mas cuando el Señor los llamó, nos dice que “dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron” (4:21-22).
Leemos en Juan 1:43-51 que al día siguiente, Felipe y Natanael comenzaron a seguir a Jesús. Probablemente habían escuchado que Andrés y Simón Pedro habían dejado la pesca para aprender del Maestro, ya que estos eran también de Betsaida, la misma ciudad de los dos hermanos. El Señor llamó a Felipe, y Felipe lo siguió, y al encontrarse con su amigo Natanael, también llamado Bartolomé, le dijo: “Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.” Estos identificaron a Jesús como el Mesías prometido.
Así vemos que de boca en boca, los que habían de seguir a Jesús fueron viniendo a él. Natanael estaba maravillado de ver que Jesús sabía cosas de él sin conocerlo, mas Jesús le avisó que junto a Él, vería la obra de Dios cumplirse en la Tierra. Sin duda, haber seguido los pasos de Jesús y compartido su ministerio debe haber sido fascinante.
Mateo 9, Marcos 2 y Lucas 5 nos narran el encuentro entre Mateo Leví y Jesús. Un publicano que se sentaba a la mesa de los tributos públicos para recaudar los impuestos, no sería la persona que hubiéramos señalado si nos preguntaran quién seguiría a Jesús. Mas nos dice la Palabra que cuando Jesús le dijo: “Sígueme”, al igual que los otros discípulos, Mateo Leví lo siguió sin titubear. Hizo preparar comida en su casa e invitó a Jesús y sus discípulos a comer, por lo que algunos criticaron al Maestro. Mas este sabía quienes eran los que lo buscaban, y a estos no les negaría su presencia. “Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Aquellos que se creían justos no iban a buscar a Dios, y ellos se lo perdieron.
Encontramos también en los primeros tres evangelios (Mateo 10, Marcos 3 y Lucas 6) los nombres de los otros discípulos de Jesús, los cuales acompañaron al Señor durante sus tres años de ministerio. Tomás, Jacobo y Judas Tadeo, hijos de Alfeo, Simón el cananista, llamado Zelote, y Judas Iscariote, el cual lo entregaría en traición. Marcos 3:13-15 nos narra que Jesús “llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios.“
Estos doce hombres pudieron seguir de cerca a Jesús, aprender de él y ser utilizados para pasar a otros la enseñanza y vivir aquello que solo los que anduvieron cerca del Maestro en sus años aquí en la Tierra pudieron presenciar.
Pero aunque apóstoles fueron pocos, los seguidores de Jesús aún podemos aprovechar sus enseñanzas gracias a la Palabra dada a través de sus apóstoles y otros escogidos por Dios.
Al leer la enseñanza y los milagros que acontecieron durante esos tres años en Galilea, imaginemos cómo sería estar ahí, escuchar su voz, y participar del ministerio del Mesías. Cuando Jesús oró por sus discípulos en Juan 17, no solo oró por aquellos que habían estado con él en Galilea, sino por todos los que habrían de creer a través de los siglos (Juan 17:20).
Aquel que quiere ser su discípulo, debe atender a la voz del Maestro. Juan 8:31 dice: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.” Yo quiero ser también discípula suya.
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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