MelP_289-Malaquias_3_14
Dec 17, 2022 ·
2m 30s
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Description
«Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?» (Malaquías 3:14) El profeta Malaquías...
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«Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?» (Malaquías 3:14)
El profeta Malaquías denunció el pecado de los judíos que volvieron del cautiverio. Sus ofrendas a Dios eran corruptas y su comportamiento aún peor. Pero la denuncia del capítulo 3 es especialmente fuerte: Dios veía los pensamientos de sus corazones y resulta que ellos habían estado adorando a Dios porque pensaban que les iba a beneficiar materialmente. Servían a Dios porque creían que iban a sacar provecho de ello, pero cuando descubrieron que no todo había ido tan bien como creían que merecían, decían en sus corazones que habían perdido el tiempo intentando obedecer y adorar a Dios. Concluyeron que no valía la pena servir a Dios. Habían caído en la trampa del egoísmo. No estamos exentos de caer en esta misma trampa. Somos tan egoístas por naturaleza que nos es fácil pensar sólo en nosotros mismos. Podemos llegar a intentar usar a Dios para nuestros fines, y en tales casos, nos hacemos el centro del universo y sin darnos cuenta, nos convertimos en dioses. No debemos obedecer a Dios por lo que nos podría dar. Más bien debemos reconocer que Dios merece toda nuestra vida, ya que nos ha rescatado por la sangre de su Hijo.
Pero lo más bonito es que cuando nos entregamos a Dios de corazón, Dios promete, “os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:10) (David Bell)
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El profeta Malaquías denunció el pecado de los judíos que volvieron del cautiverio. Sus ofrendas a Dios eran corruptas y su comportamiento aún peor. Pero la denuncia del capítulo 3 es especialmente fuerte: Dios veía los pensamientos de sus corazones y resulta que ellos habían estado adorando a Dios porque pensaban que les iba a beneficiar materialmente. Servían a Dios porque creían que iban a sacar provecho de ello, pero cuando descubrieron que no todo había ido tan bien como creían que merecían, decían en sus corazones que habían perdido el tiempo intentando obedecer y adorar a Dios. Concluyeron que no valía la pena servir a Dios. Habían caído en la trampa del egoísmo. No estamos exentos de caer en esta misma trampa. Somos tan egoístas por naturaleza que nos es fácil pensar sólo en nosotros mismos. Podemos llegar a intentar usar a Dios para nuestros fines, y en tales casos, nos hacemos el centro del universo y sin darnos cuenta, nos convertimos en dioses. No debemos obedecer a Dios por lo que nos podría dar. Más bien debemos reconocer que Dios merece toda nuestra vida, ya que nos ha rescatado por la sangre de su Hijo.
Pero lo más bonito es que cuando nos entregamos a Dios de corazón, Dios promete, “os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:10) (David Bell)
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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