RG-22 Los adversarios del amor
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Adversarios del amor Entre los adversarios que se oponen al fruto del espíritu vemos en primer lugar el adulterio y la fornicación, junto con la inmundicia y la lascivia. Podemos...
show moreEntre los adversarios que se oponen al fruto del espíritu vemos en primer lugar el adulterio y la fornicación, junto con la inmundicia y la lascivia. Podemos decir que el adulterio y la fornicación son pecados que revelan esa inmundicia y lascivia que mora en el interior. El adulterio se define como relaciones, sexuales o sensuales con alguien que no es tu marido. La Biblia deja claro que su plan de matrimonio es entre un hombre y una mujer, para toda la vida. Ya sé que esto ya ha sido cuestionado y desechado por nuestra sociedad, pero no deja de ser el plan sagrado y exclusivo de Dios.
Cuando una mujer casada, porque este devocional está dirigido a mujeres, tiene deseo de tener una relación, ya sea emocional, sensual o sexual con cualquier hombre que no es su marido, Dios lo considera adulterio. Existe una relación exclusiva y especial que Dios ha diseñado para el matrimonio. Para Dios es muy importante, porque esta es la relación que Dios usa para hacernos ver la relación íntima entre Cristo y su Iglesia.
La fornicación, a diferencia del adulterio, es una relación sensual o sexual inadecuada entre dos personas que no están casadas. Es decir, estás fornicando si tienes una relación sexual, o deseos sexuales hacia alguien con quien no estás casada, aunque no tengas un compromiso matrimonial con nadie más. Una vez más, aunque esto sea algo normal en el mundo en que vives, no deja de ser rebeldía declarada en contra del plan de Dios.
La Palabra de Dios nos enseña que el pecado nace en el corazón, y podemos decir que las prácticas de la fornicación o el adulterio son el resultado de inmundicia y lascivia en el interior. La inmundicia es sinónimo de impureza o indecencia. Estas dos están claramente de moda, nos dice proverbios, los simples caen, mas los avisados lo evitan (Proverbios 22:3). Cuando permitimos inmundicia en nuestra vida, estamos abriendo el camino a la fornicación y el adulterio. La lascivia va más allá de la inmundicia; la lascivia es un deseo sexual desenfrenado. Nuestros líderes quieren alimentar la impureza y al mismo tiempo controlar la lascivia, pero es una realidad incuestionable que la impureza lleva a la lascivia, dando como resultado actos que van siempre en contra de la ley de Dios, y en algunas ocasiones en contra de las leyes establecidas. Mas los que son guiados por el Espíritu no tienen que sucumbir a las obras de la carne; recuerda, ya fueron crucificadas con Cristo.
En el plan de Dios no hay lugar para la inmundicia o la lascivia. Un Dios santo ha diseñado un plan bueno para satisfacer nuestros deseos de una manera pura.
El Cantar de los Cantares nos presenta la relación exclusiva del matrimonio, donde hay amor mutuo.
“Venga mi amado a su huerto, Y coma de su dulce fruta.” (Cantares 4:16)
“Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; (6:3)
“Yo soy de mi amado, Y conmigo tiene su contentamiento.” (7:10)
El fruto del Espíritu es amor, un amor puro que se demuestra en relaciones puras, y además trae consigo gozo y paz, como una fruta deliciosa, para disfrutar en libertad de espíritu.
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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