Timoteo-140 Un ejemplo a seguir
Sep 30, 2024 ·
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Un ejemplo a seguir Timoteo era joven cuando comenzó su ministerio. Su responsabilidad incluía la predicación de la Palabra, enseñando y exhortando a los cristianos. En el capítulo 3 de...
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Un ejemplo a seguir
Timoteo era joven cuando comenzó su ministerio. Su responsabilidad incluía la predicación de la Palabra, enseñando y exhortando a los cristianos.
En el capítulo 3 de la primera carta, Pablo ya había dado los requisitos para el que ejerciera como maestro líder de una congregación. Debía ser un hombre “irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito (es decir, un nuevo creyente), no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.”
Podemos deducir que Timoteo cumplía estos requisitos y enseñaba a otros que también podrían ejercer como obispos y diáconos. Pablo le dice en los versículos 14-15: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”
Timoteo era un ejemplo para los creyentes, y Pablo lo anima en la labor:
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.” (4:12)
En la segunda carta, capítulo 3, versículo 7 le recuerda cómo debe ser el que lidera:
“También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.”
Dios habla a Timoteo y a cada persona que quiere servir de ejemplo a otros creyentes, dando instrucciones sobre cómo debemos vivir.
En el capítulo 4 versículo 7 le dice: “Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;”
Timoteo debía entrenarse para la piedad como uno se entrena para una competición física. Pablo a menudo compara el ejercicio físico con el ejercicio espiritual, valorando aún más este último. Por lo que anima a Timoteo a ejercitarse en la piedad.
Este entrenamiento lo llevaría a cabo estudiando y poniendo en práctica la Palabra de Dios.
“Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.”
Siendo fiel a la Palabra de Dios podría mantenerse firme y ayudar a otros a hacer lo mismo.
En el capítulo 5 Pablo le da instrucciones sobre cómo tratar con las viudas y los ancianos, y cómo reprender a aquellos que insistían en pecar. Sin duda, su tarea como responsable de la congregación no era fácil. Es por esto que debemos orar por los líderes en las iglesias. No es sencillo ser ejemplo a aquellos que quieren seguir al Señor, y tener que corregir a aquellos que no están siguiendo los preceptos de Cristo.
Timoteo debía vivir marcando un sano ejemplo para aquellos que lo rodeaban. Pablo incluye en su carta instrucciones detalladas sobre diferentes situaciones, y todo lo tenemos documentado en la Palabra de Dios.
Santiago nos recuerda que si tenemos falta de sabiduría, la podemos pedir a Dios. Timoteo tenía al Espíritu Santo y la Palabra de Dios, y con estos recursos podía ser el ejemplo que sus hermanos en la fe necesitaban.
Que Dios nos ayude a ser ejemplo a aquellos que desean agradar a Dios, y que nos ejercitemos, ayudándonos unos a otros a crecer en Su Palabra.
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Timoteo era joven cuando comenzó su ministerio. Su responsabilidad incluía la predicación de la Palabra, enseñando y exhortando a los cristianos.
En el capítulo 3 de la primera carta, Pablo ya había dado los requisitos para el que ejerciera como maestro líder de una congregación. Debía ser un hombre “irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito (es decir, un nuevo creyente), no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.”
Podemos deducir que Timoteo cumplía estos requisitos y enseñaba a otros que también podrían ejercer como obispos y diáconos. Pablo le dice en los versículos 14-15: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”
Timoteo era un ejemplo para los creyentes, y Pablo lo anima en la labor:
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.” (4:12)
En la segunda carta, capítulo 3, versículo 7 le recuerda cómo debe ser el que lidera:
“También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.”
Dios habla a Timoteo y a cada persona que quiere servir de ejemplo a otros creyentes, dando instrucciones sobre cómo debemos vivir.
En el capítulo 4 versículo 7 le dice: “Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;”
Timoteo debía entrenarse para la piedad como uno se entrena para una competición física. Pablo a menudo compara el ejercicio físico con el ejercicio espiritual, valorando aún más este último. Por lo que anima a Timoteo a ejercitarse en la piedad.
Este entrenamiento lo llevaría a cabo estudiando y poniendo en práctica la Palabra de Dios.
“Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.”
Siendo fiel a la Palabra de Dios podría mantenerse firme y ayudar a otros a hacer lo mismo.
En el capítulo 5 Pablo le da instrucciones sobre cómo tratar con las viudas y los ancianos, y cómo reprender a aquellos que insistían en pecar. Sin duda, su tarea como responsable de la congregación no era fácil. Es por esto que debemos orar por los líderes en las iglesias. No es sencillo ser ejemplo a aquellos que quieren seguir al Señor, y tener que corregir a aquellos que no están siguiendo los preceptos de Cristo.
Timoteo debía vivir marcando un sano ejemplo para aquellos que lo rodeaban. Pablo incluye en su carta instrucciones detalladas sobre diferentes situaciones, y todo lo tenemos documentado en la Palabra de Dios.
Santiago nos recuerda que si tenemos falta de sabiduría, la podemos pedir a Dios. Timoteo tenía al Espíritu Santo y la Palabra de Dios, y con estos recursos podía ser el ejemplo que sus hermanos en la fe necesitaban.
Que Dios nos ayude a ser ejemplo a aquellos que desean agradar a Dios, y que nos ejercitemos, ayudándonos unos a otros a crecer en Su Palabra.
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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